Dicen que nunca hay que
tropezar dos veces con la misma piedra, pero cuando ya lo has hecho, cuando ya
te has saltado esa norma básica de supervivencia, no quieres más que tropezar
una tercera vez. El problema viene cuando la piedra ya no está, porque la
piedra se cansó de que tropezaras contra ella; ahora, digamos, que ha pasado a
mejor vida, metafóricamente por supuesto.
La piedra se ha cansado
de tus locuras y de estar allí, fiel en el camino, esperando a que tú volvieras
para tropezar con ella. La piedra se ha marchado y te ha dejado sola, con ganas
de tropezar y tropezar; y tú, tonta de ti, sigues estática en medio de ese
camino sin poder avanzar.
Pobre, pobrecita… levanta
la cabeza y mira hacia delante, el camino sigue.
N. cimintière Père-Lachaise Septiembre 2012 |
A. Camino de Santiago Agosto 2010 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario